Día 34.
20 de Agosto
pasado Bayangohor- Kharkorín
Km: 488
Tiempo: 16 horas
Precio Gasolina: 1400 tugrits
Campamento mañanero
¡Qué impresionante amanecer nos regaló esta mañana! Si es que va a ser verdad eso de a quien madruga…. Y es que ,sí o sí ,hoy tenemos que llegar a Kharkorín para que Tomeu se incorpore con sus compañeros del Mongol Derby, puesto que tiene la salida pasado mañana y tiene, por lo menos, que entrenar un día con esos caballos-pony semi-salvajes, así que el toque de diana hoy ha sido antes que el gallo que no existe. La fusión de los colores mañaneros con las siluetas de las suaves montañas han ido creando una serie de cuadros cambiantes a cual más espectacular. Intentar fotografiarlo sólo consigue transmitir una mínima parte de este espectáculo , pero había que intentarlo… y ahí está el resultado.
Otro regalo del amanecer
De nuevo,otro gran ritual de despedida a la hora de desayunar. El último desayuno con Tomeu. Seguramente, todo el ruido que hemos formado ha hecho que en un momento dado hayamos molestado a unos curiosos yaks que teníamos pastando tranquilamente junto a nosotros y les hayamos chafado el idílico desayuno vegetariano…….!!que mona esa mezcla de vaca- osopeluche a la cual dan ganas de pegarle un tremendo achuchón…!!! (no llegué a hacerlo ante el riesgo por mi integridad física).
Lovely Yaks
Y ya en marcha, hoy nos encontramos con la ardua tarea de decidirnos entre una infinidad de caminos y que , esta vez, no teníamos muy claro si iban a parar al mismo sitio.
Red nacional de carreteras
Tomamos la primera decisión izquierda-derecha y comenzamos a atravesar unas colinas plagadas de pequeños roedores cuyo nombre desconozco, pero muy cachondos, y mientras avanzábamos, la duda comenzaba a asaltarnos al ver que las rodadas de las pistas no eran lo suficientemente importantes como para que fueran a parar a la capital del pais ,especialmente al atravesar un puentecito de madera incapaz de soportar, creo yo, el peso de un vechículo pesado.
Pero aún así seguimos adentrándonos esta vez en una especie de cañon sembrado de pequeñas comunidades de yurtas (con sus cabras , sus motos y por supuesto, sus placas fotovoltáicas…) hasta que, tras cruzar un pequeño río, la comitiva rodante hizo alto para deliverar.
Tomeu y Javi diciéndole adiós al amortiguador
El súper puente... mejor ni lo usamos...
Fue en este momento en el que aprovechamos y Tomeu ,con llave de carraca en mano, se deshizo de la pieza que veníamos arrastrando desde hace días y con la que fuimos arando la ancha Mongolia.Último vestigio de que un día no muy lejano, la Muu contaba con un amortiguador…
Niños mongol descubriendo los Palotes
Nos acercamos a una de esas yurtas a preguntar en lenguaje universal (para variar) ,y siempre con el mapa por delante, si íbamos bien en dirección Ulán Bator .Por las caras y los gestos entendimos que iba a ser que no. Uffffffffff, por lo menos nos habíamos pasado unos 25-30 km del desvío, que en carreteras normales no significa mucho, pero aquí….. En fín, al mal tiempo , buena cara. Y de nuevo, una ocasión para hacer algún que otro regalito para agradecer la información. No se quién sacó unos Palotes (sí, unos Palotes de los de siempre y delicia de las generaciones de los 70) y fue toda una experiencia ver como los niños se comían hasta el papel (hasta que algún alma caritativa se dio cuenta y les explicó que esa parte precisamente no era comestible).
Tomeu y los chicos...
A cambio, ellos nos sacaron un tazón de leche de yegua fermentada (NOOOOOOOOOOOOOOOOOO) y 5 trozos tamaño ladrillo de queso de leche de yegua fermentada (NOOOOOOOOOOOO NOOOOOOOOOOO NOOOOOOOOOO) para que los compartiéramos entre todos.
Mientras tanto , Tomeu intentaba intercambiar nosequé al progenitor por su abrigo kazajo. Ahora mismo no me acuerdo a cambio de qué se lo cambiaba, lo que sé es que finalmente no lo consiguió. Lo que sí consiguieron es hacerse todos los chicos una foto con nuestros anfitriones temporales.
Pillados por la tecnología
Ni photocall ni leches, estepa mongola. Y lo bien que quedó el posado… Nos hicimos fotos, nos echamos unas risas, nos curioseamos mutuamente y tras esto, dos de los mongolos se ofrecieron a guiarnos hasta la pista que buscábamos en su moto-cabra. Estos vehículos todo terreno a dos ruedas están hechos definitivamente para durar y para enfrentarse a lo más duro al más puro estilo Paris-Dakar. También, llegado el momento, se convierten en furgoneta de carga…
Nuestros guías de la estepa
La consecuencia de no entendernos fue que nos volvimos a desviar otros cuantos kilómetros para que uno de los dos moteros (el paquete) se quedara en su yurta y que fuera solamente el piloto el que nos guiara hasta nuestra pista querida. Tengo que decir que hubo un momento tensión, puesto que no entendíamos nada y no sabíamos qué era lo que estaba pasando, y encima, con la prisa que llevábamos… finalmente, agradecimos a nuestro guía toda la molestia que se había tomado. Ya en camino, nos encontramos con una pareja con otra moto-cabra, que en esta ocasión sí que estaba averiada, y súper Tomeu-McGiver , maestro en el arte de las entrañas de la vespa, consiguió echarles un cable a esta parejita, que llevaban como compañeros de viajes sacos y sacos de nosequé…Lo que todavía me pregunto es cómo podían ir con tantas cosas. Y tampoco es que fueran a la vuelta de la esquina. Jejejeje, “esquina” en Mongolia…yo misma me río de lo que escribo….juasjuas
Yurtas con energía fotovoltaica
Al parecer me dormí durante un rato, cosa bastante inexplicable, porque dormir en estas carreteras es equivalente a intentar dormir en una atracción de feria, lo que denota nuestro estado de agotamiento total , ya a un par de días de llegar a destino. Y que decir del polvo. Ya no sé si merece la pena seguir mencionándolo o simplemente hacerme a la idea de que ya forma parte intrínseca de nosotros. Lo noto juguetear por mis alveólos, y la sensación no es nada , pero nada agradable. Ohhh, no!! Otro motorista acompañado de una jovencita que se tira desesperado hacia nosotros como si fuera el fin del mundo… la verdad es que nos asustó, pensamos que era algo grave. Intentamos entender lo que decía, pero era imposible. La moto no teníamos claro si funcionaba o no, pero todo lo que finalmente, y no sin esfuerzo , entendimos era que si podíamos llevar a la jovencita, un bellezón de unos 13-14 años, hasta la siguiente ciudad, a unos 100km de allí. Imaginaos la cara de póker que se nos quedó, cuando, después de aceptar a la autoestopista, el que intuimos padre de la criatura, empieza a meter en el poco espacio que quedaba libre en el interior de la Muuu, primero, un cántaro de por lo menos 30 litros de leche (sí, fermentada de yegua); segundo,a la niña en cuestión;tercero , otro cántaro más pequeño de «eso»; cuarto, la mochila de la niña; y quinto , y no menos importante, un saco como de patatas con unos bultos sospechosos… Lo recuerdo y me río. Recuerdo a Tomeu mirándome con desesperación y diciéndome: “ Eva, en el saco llevan una cabeza de cabra”. En fín , pues eso, que transportamos también una cabra recién descuartizada…. Todo intento de describir el olor sería en vano. Os invito a que vayaís allí y probéis esta experiencia de la “autoestopista”. No tiene desperdicio.
Súbitamente creímos estar soñando. La pista se convirtió en una carretera asfaltada. Pero no un asfalto cualquiera, no, sino un asfalto bien asfaltado, como en casa, sin socabones come-coches, y nuevo…!!tenía incluso las rayas pintadas!!! Casi me echo a llorar de la emoción. Repito, cuando alguno de mis queridos lectores tenga la fantástica oportunidad de ir a Mongolia, por favor acordáos de este momento estelar. Y , como en otras ocasiones, no se trataba de 2 km y luego vuelta a la pista, sino que estuvimos un largo rato a una velocidad superior a los 50km/h…(llegamos hasta incluso los 120km/h) “Simple things please simple minds”, que traducido sería algo como: “cosas simples alegran a mentes simples”.
Altar del Hermano Caballo
Y mientras emulábamos pisar gas en Cheste o Mónaco, apareció ante nosotros el primer signo de lo que es el orgullo de esta gente representado en un majestuoso monumento: el caballo. El edificio era como un altar dedicado al caballo, con una enorme representación en bronce en su interior. Aquí aprovechó Tomeu y me imagino que se echó una charlilla a solas con el hermano caballo para que le protegiera y le diera buena suerte para su carrera en el Mongol Derby. Por si no lo había comentado anteriormente, el caballo es sagrado para los mongoles. Como para otras religiones, el “hermano caballo” representa la fuerza, la libertad, la lealtad, lo divino… En Mongolia, los niños pequeños aprenden antes a montar a caballo que a andar. De hecho, son tan pequeños cuando empiezan que a los pobres niños les atan las piernecitas a los estribos para que no se caigan. Son maestros en el arte de la monta desde muy pequeños, y es lo habitual. De hecho, muchos de ellos no usan ni silla de montar, sólo a pelo, lo que lo dificulta bastante , pero ellos parece que es que hubieran nacido sobre el caballo. Además, la leche de yegua fermentada (yeahhhh) es la bebida nacional, y aunque animal sagrado, también se consume la carne de caballo. Resumiendo, quien no tiene caballo, no es nadie en Mongolia.
Acompañados de los Mans i manigues, los Minicongs, los Oniles y Ladi, llegamos a eso de las siete de la tarde a lo que fue la capital de Mongolia en tiempos de Gengis Khan, Kharkhorín. Ciertamente fue un detallazo por parte de los chicos acompañarnos hasta allí , puesto que eso significaba un desvio de unos 160km ( i/v) de la ruta original, estándo sobre todo tan cerca de la meta. Esa noche, después de pasar un rato averiguando la ubicación de los futuros compañeros de Tomeu, con muchas prisas, y quizá no cómo más nos hubiera gustado, me despedí de él con la pena de quien sabe que eso significa ya un final de algo muy importante compartido, pero con la certeza de que algo más importante está apunto de comenzar para él. De vuelta al grupo, y medio vacía, esa noche pedí alojamiento en una de las tiendas de campaña ( en la de los Minicongs) porque entre el polvo y la moral no fui capaz de dormir sola en la furgoneta.
La Muu entablando relaciones sociales con la yurta
Y mañana, Tomeu, Jose (en espíritu) , la Muuu y yo de cuerpo presente, llegaremos, universo mediante, a Ulaan Batar como prometido!!!! (si no ocurre lo peor en estos últimos 400km)
Kharkorin
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