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UN «HASTA LUEGO», QUE NO UN «ADIOS»

NOTA: Este blog es un cuaderno de bitácora. Si te interesa la historia, deberías empezar por la primera entrada realizada en orden cronológico. Es decir, esta entrada en particular, sería la última que debieras leer.

16.177 KM

DE LOS CUALES 300 FUERON EN FERRY

35 DIAS

Y 35 NOCHES

19 PAISES

ESPAÑA, FRANCIA, SUIZA, ALEMANIA, REPUBLICA CHECA, AUSTRIA, HUNGRIA, SERBIA, BULGARIA, TURQUIA, GEORGIA, AZERBAIYAN, TURKMENISTAN,UZBEKISTAN,TAJIKISTAN,KIRGUIRISTAN, KAZAJISTAN, RUSIA Y MONGOLIA.

Finish line dedicado a Tomeu y a Jose

392 HORAS AL VOLANTE

REPARTIDAS EQUITATIVAMENTE ENTRE TOMEU Y YO

2 DESIERTOS,CARRETERAS A MAS DE 4.000 MT DE ALTITUD, 5 RIOS, NIEVE, LLUVIA, CALOR EXTREMO

BALANCE DE DAÑOS DE LA MUU

LA UNICA LLAVE (DE CHIP) TORCIDA Y CON POSIBILIDAD DE ROMPER, BOMBA HIDRAULICA DE DIRECCION  CON FUGA, TERMOSTATO NO FUNCIONA, PUERTA LATERAL DAÑADA POR GOLPE DE UNA MESA VOLADORA, 1 PINCHAZO/LLANTAZO, DIRECCION COMPLETAMENTE DESAJUSTADA TRAS EL LLANTAZO,ROTURA DE CORREA DEL ALTERNADOR, SIN BATERIA, SE AHOGA Y CALA EL MOTOR, RADIADOR AGUJEREADO, FAROS  SIN CRISTALES, LA BACA SE RAJO Y HUBO QUE ABANDONARLA, EL POLVO BLOQUEO LA PUERTA LATERAL QUE ESTABA OPERATIVA Y LAS DOS TRASERAS, SUSPENSION MUERTA,PERDIMOS EL AMORTIGUADOR, UNA RUEDA DE REPUESTO NOS ARRANCO DE CUAJO EL LIMPIAPARABRISAS Y ALGO MAS QUE SEGURO QUE SE ME OLVIDA

POR UNA BUENA CAUSA, CON UNA DONACION DE UNOS 2.500€ PARA PROYECTOS DE DESARROLLO EN MONGOLIA


Y TODO ESTO HUBIERA SIDO IMPOSIBLE SIN

VOSOTROS…

A Jose y familia por su fuerza. A nuestras familias por su paciencia y comprensión. A nuestros amigos por apoyarnos en nuestras locuras y  aguantarnos el ser monotemáticos durante varios meses. A nuestros compañeros de viaje. A la gente que creyó en nosotros. A nuestros patrocinadores y colaboradores por su esfuerzo en época de cRisis . A los que apostaron a que llegábamos y a los que apostaron que no. Y a todo aquel que pone su granito de arena por un mundo mejor.

!GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!




¿Y DESPUES DEL MONGOL RALLY, QUE QUEDA?

Día 36. 22  de Agosto
Ulaan Bataar
Esta mañana tendría motivos para ser una persona feliz.

De no haber sido por el inconveniente de la ducha lo sería.
Abrí los ojos y lo primero que pensé fue en darme un baño. Baño calentito. No fue posible, el agua caliente no salió. Ni cinco minutos dejándola correr, ni en dos otras habitaciones a las que me llevaron los propietarios del hotel , ni en ningún otro sitio. Pero misteriosamente todos mis compañeros habían tenido agua caliente. Empecé a pensar en una conspiración pero no le vi sentido. Y ahí, en ese momento, me saltaron los plomos. Después de armar un escándalo en recepción y negarme a pagar la habitación puesto que me habían prometido agua caliente (y eso fue en lo único que pusimos énfasis a la hora de reservarla), respire hondo diez veces y  con mi mugre encima salí a despejarme un poco. Con suerte, encontramos un hostal de mochileros con agua caliente y con un trato mucho más amable, así que nos fuimos todos para allá.

Vaciando a la Muu y vaciándome yo también por dentro en Ulán Bator

De ahí la única misión que quedaba era la de terminar de vaciar a la Muu y entregar todos nuestros utensilios y herramientas al contenedor de las ONGs, misión que no fue muy fácil porque no tenía acceso al interior por las puertas traseras ni laterales y me pesaba especialmente en el alma.Era el fin. Ya era inevitable. Se acabó.

Los restos de algunos vehículos en la linea de meta

Y de ahí en adelante, todo fue diversión por el resto del día, culminando con la fiesta que nos tenía preparada la organización. Cualquier excusa era buena para celebrar lo que fuera…

Y sobre mi futuro próximo, debatía entre:

a) hacer una excursión por el norte de Mongolia para intentar tener la enorme suerte de encontrar a la tribu que se apaga lentamente de los tsaatan ( http://www.fogonazos.es/2006/06/tsaatan-la-gente-de-los-renos.html ), para lo cual tenía que volver a estar unos 10 días en un minibús de los rusos surcando «carreteras» mongolas (esta vez por zona de lluvias) terminando con una travesía a caballo de unos 4 días, sin la seguridad de poder encontrarlos y sólo el pensarlo me dolía todo el cuerpo y el alma, o bien…

b) irme con los Minicong (Javi y Gorka) a Japón

De alguna forma, sentí que no era el momento de ir a la búsqueda de los tsaatan, lo descarto aquí y ahora, pero estoy convencida que en algún momento de mi vida volveré para encontrarlos. Me esperarán…;-)

Esta vez elijo Japón. Pero eso ya es otra historia.


Pd: En cuanto a Tomeu, una vez en Japón, recibí un correo suyo donde me contaba que debido a un cúmulo de despropósitos , incluídas varias caídas del caballo, tuvo que abandonar la carrera y que se encontraba en revisión médica. Lo sentí tanto por él. Tanta ilusión por un sueño que se convierte en una pesadilla. Pero para mí, el hecho de haberlo intentado ya lo hace CAMPEON.Me hubiera gustado ver a sus compañeros si también hubieran recorrido 16.000 km en pésimas condiciones justo antes de la carrera.Pero ellos llegaron fresquitos…Y sobre Juanlu de los Safores, creo que también consiguió llegar a la meta con un amigo suyo.

Ellos fueron,son y serán, mis héroes.

Y LLEGÓ EL DÍA U, DE U-LÁN BATOR

Día 35. 21  de Agosto
Kharkorin- Ulaan Bataar
Km: 348
Tiempo: 8 horas
Precio Gasolina: 1400 tugrits
Se me hace raro despertarme y no ver a Tomeu. Muy raro. Después de 35 días conviviendo día y noche se hace realmente extraño. Cual síndrome de Estocolmo o algo parecido. Y llegar a Ulán Bator sin él. Y sin Jose. Quizá eso era lo que me tenía guardado el destino como desenlace final por haber sido  la promotora de nuestra aventura. Los echo de menos, me imagino que me está atacando ya la vena melancólica ante la inminente llegada a Ulán Bator.

El libre espíritu de la estepa

En Kharkorín está ubicado el primer templo budista que existió en Mongolia, centro de atracción turística y religiosa del país, llamado Erdenee Zuu. Saboreando ya casi la llegada a nuestro destino final, esa mañana la dedicamos un poco a eso llamado relax turístico: un paseíto por la ciudad con cámara en mano y abiertos para empaparnos de todo cuánto la cultura mongola nos podía ofrecer, sobre todo en Erdenee Zuu.

Erdeene Zuu

Erdenee Zuu

Realmente ya tenía ganas de entrar en contacto con el budismo mongol, puesto que desde que entramos en este país no habíamos encontrado ningún atisbo de éste, y cómo resultado tras mi estancia en Sri Lanka, mi curiosidad por esta religión había ido en aumento, comenzando ya a estar un poco decepcionada sobre la escasez de templos. Y desde luego que tras la visita a Erdenee Zuu esa desilusión desapareció.

Poco tiene que ver el arte religioso budista mongol comparado con el cingalés, pero siempre manteniendo una base común. Colorido. Rojos intensos, azules cielo, estatuas de deidades con tanta explosión de color que ,a nosotros acostumbrados a una regia iconoclastia cristiana, nos podría resultar que dichas figuras representativas de Buda, de su corte de demonios y demás personajes pudieran ser muñecos de tómbola de feria. Y con todos mis respetos.Por lo menos hacen más divertida su contemplación.

Estupas de Erdenee Zuu

Detalle de la arquitectura de los templos

Turistas locales vestidos tradicionalmente para la foto

Representación de Buda

Tuve también, al salir del templo, que pasar por la misma experiencia que mis compañeros de viaje…pagar al cetrero mongol para hacerme una fotito con una de las famosas águilas mongolas. Aunque es mucho más típico este arte de cetrería por la zona del Altai debido a su proximidad con Kazajistán ( y es ahí dónde realmente viene esa tradición milenaria), el mongol no desaprovecha la oportunidad de negocio y qué mejor sitio que a la salida de uno de los puntos más turísticos de todo el país. Como recuerdo de esta experiencia me queda, aparte de la susodicha foto, el recuerdo del peso del bicho y del dolor muscular en el brazo del día siguiente ….

Yo empatizando con los cetreros kazajos

Y tras Kharkhorín, siguiente destino : ULÁN BATOR. Nos pusimos en marcha, y no pasó ni media hora cuando tuvimos que parar porque los Minicong habían pinchado. Yipaaaa, su primer pinchazo en todo el Mongol Rally. ¡!!Eso era de celebración!!!. Y más aún cuando, ya de nuevo en marcha, no pasaron ni 10 minutos cuando, UPSSSS, volvieron a pinchar otra rueda. Las cosas del destino, caprichoso como ninguno….

Cadáver de pajarito mongol en el faro de la Muu

Fue en esta parada cuando tuve una visión horripilante. Encogido, ensangrentado, inerte, casi desmembrado  y desplumado, yacía un pajarito en la cavidad abierta del faro delantero de la Muuu.  Había matado a un pajarito…la culpa, el asfalto nuevo. Tuve que pedir ayuda para que me lo sacaran de dentro del faro porque yo fui incapaz y casi me echo a llorar. En fin, casi en Ulán Bator, sin mis compañeros de viaje, estaba con las emociones a flor de piel, y este episodio me llegó dentro. Y sí, me podéis llamar ñoña si queréis. Pero así fue la cosa.

El nerviosismo de la recta final. Todo de asfalto nuevecito, o por lo menos eso creíamos. Y precisamente, por ese asfalto y por las velocidades que permite alcanzar, en este tramo fue dónde más accidentes vimos ( además del pobre ave). Si a un mongol que está acostumbrado a ir a una media de 40-50 km/h le das una pista de despegue (me imagino que así es como lo sienten ellos)  y pueden alcanzar los 120km/h, a la mínima que tenga que tenga un obstáculo no tiene capacidad de reacción y tiene desenlace fatal. De hecho vimos fallecidos por la carretera, lo que hizo que hubiera un sentimiento un poco tristón durante un rato.

Curioso lavamanos mongol

Los coches participantes del Mongol Rally son inconfundibles. Cubiertos en polvo, dañados por todos sitios, con pegatinas de los patrocinadores por todos sitios… Así fue como nos llamó la atención el coche de los Caravanaserai. Estaba en una explanada junto a la carretera y pareciera que acababan de pasar por algún problemita. Y de hecho, así fue. Nos contaron que derraparon y que tras varios bandazos, consiguieron controlar el coche, pero ya en la cuneta , y tuvieron que ser socorridos por un camión para que los sacara de allí. Han tenido varias experiencias así durante el viaje, pero creo que en esta ocasión, fue más grave y podía haber sido un accidente realmente serio. Pero afortunadamente no lo fue.

El equipo Caravanaserai, con Pato, Sergio y Javier

Y de repente, para celebrarlo, y con ese impulso español que nos caracteriza, en un momentito, y de no se sabe dónde , estabamos los doce sentados en el suelo, los unos cortado choricito picante, el fuet, los otros el queso manchego, y por supuesto , que no podía faltar, los voluntarios  operarios de esas botellas de néctar de la Rioja. Visto y no visto. ¡!!VIVAN LOS ESPAÑOLES Y LAS MADRES QUE NOS PARIERON!!!
Y menos kilómetros por hacer. Y con el pelo enmarañado por el viento. Y más cerca la meta. Y ya con palpitaciones . ¿Y dónde se ha metido el asfalto? Noooooo. No nos lo podíamos creer. A sólo unos 150 km de la capital de Mongolia, y de repente desaparece la carretera. ¿Por qué? ¿qué hemos hecho para merecer esto?.
Sufriendo. Y mucho. Los coches no hubieran tenido problemas para llegar a Ulán Bator en una carretera “normal”. Pero de repente , la idea de que los pobres ranqueantes vehículos tuvieran que pasar otra vez por la experiencia de baches, arena, lodo y todo lo que sigue , nos colocó en una tensión que ya no necesitábamos. Y como plus, he de decir que ese tramo de unos 70-80 km fue uno de los más bacheados de todo el viaje. Sin amortiguación.
Obviamente, pasó lo que tenía que pasar. A los Oniles se les atascó el disco del freno de la rueda trasera y tuvieron que desmontar todo el sistema para limpiarlo de polvo y que pudieran avanzar. Mientras tanto, yo intentaba sin éxito ahogar con 3 en 1 las visagras de todas las puertas por si aquello era la clave para conseguir abrirlas. Ni una. Ya era barro seco lo que se había formado en todas menos en las dos puertas delanteras.

La Muu con muus variadas en el último tramo

Y con serios problemas de frenos los Oniles y la Muu que se calaba si no le daba suficiente gas y se me iba parando a la mínima de cambio, arrancamos dispuestos a no parar hasta Ulán Bator.
Con más tensión, más nervios, más emoción y más oscuridad volvimos a encontrar de nuevo asfalto, signo ya inequívoco del final. Escortando a los Oniles y a sus frenos, en la lejanía de la noche, el resplandor. Ulán Bator. Y diez minutos más tarde, los Caravanaserai, los Minicong, los Mans i Manigues, los Oniles y la Muu con Ladi como invitado de honor, veíamos el arco donde , ya con nuestra práctica en el arte del cirílico, se reconocían las palabras ULÁN BATOR.

Yo a las puertas de Ulán Bator

Escribo esto y parece que estoy volviendo a revivir aquel momento. Momento de superación, de grandeza, de humildad, de fuerza, de alegría, de agotamiento,de tristeza, de experiencia única.  Momento que marcará un hito en mi historia personal. Y en aquel momento, más que nunca, Granito fuimos mucho más que tres. Tomeu , Jose , yo.  Y nuestras familias, nuestros  amigos, nuestros  patrocinadores, nuestros compañeros de viaje, cada una de las personas que hemos conocido en este largo recorrido, cada uno de los paises, de las fronteras, cada sonrisa de niño, cada montaña, cada ritual de cena, cada gasolinera, cada lector de este blog. Cada amanecer. Cada atardecer. Todo eso es Mongol Rally.
Tras semejante subidón, hicimos el último esfuerzo para alcanzar la meta, situada en algún lugar de la ciudad. No nos fue muy fácil encontrarla, y de hecho, en algún momento , nos fuimos perdiendo por separado, hasta que ,como una hora después, finalmente nos reencontramos en la linea de meta. Decenas de coches participantes descansando ya por fin de su largo viaje, un fotocall en una tarima para la foto de rigor de llegada, y el reencuentro con compañeros de viaje, la civilización, una hamburguesa con queso que supo al mejor de los manjares y un Jack Daniels con Coca-Cola para celebrarlo. Ese fue el final. La Muu ya no arrancaría más motor conmigo. A partir de ahora, la llevarían al doctor para curarla y al salón de belleza para ponerla guapa, subastarla, y ese dinero generado iría destinado a proyectos sociales en orfanatos a cargo de las ONGs Mercy Corps y Christina Noble Fundation. Siempre por la causa, sin olvidarla (tengo que reconocer que me costó enorme trabajo entregar la llave y los papeles a la organización sin que se me notara cómo estaba de compungida…)
Ya sólo quedaba la ducha (y ya iban 8 días sin ducharme) para sentirme la persona más feliz del planeta. Pero no podía ser tan fácil. No.

De vuelta a la civilización, sin ducha, pero civilización de todas formas

Primero tuvimos problemas por encontrar hotel  (creo que unos 500 pilotos Mongol Rally andaban por la zona, y la capacidad hotelera fue incapaz de absorberlos a todos), y cuando ya lo encontramos, la habitación de lujo, pero al ir a ducharme, ese agua caliente que habían prometido, no apareció.Era ya el colmo, pero a través de estos 35 días he aprendido a no dejarme llevar por mis emociones en situaciones como éstas, ya me ducharía mañana por la mañana. El dormir en una cama doble para mí solita, calentita y sin polvo ya era más que suficiente.
Me preguntaba cómo le iría a Tomeu en la extensa estepa Mongola…

DEDICADO A TOMEU Y A JOSE

GOOD BYE TOMEU, GOOD BYE…

Día 34.

20 de Agosto

pasado Bayangohor- Kharkorín

Km: 488

Tiempo: 16 horas

Precio Gasolina: 1400 tugrits

Campamento mañanero

¡Qué impresionante amanecer nos regaló esta mañana! Si es que va a ser verdad eso de a quien madruga…. Y es que ,sí o sí ,hoy tenemos que llegar a Kharkorín para que Tomeu se incorpore con sus compañeros del Mongol Derby, puesto que tiene la salida pasado mañana y tiene, por lo menos, que entrenar un día con esos caballos-pony semi-salvajes, así que el toque de diana hoy ha sido antes que el gallo que no existe. La fusión de los colores mañaneros con las siluetas de las suaves montañas han ido creando una serie de cuadros cambiantes a cual más espectacular. Intentar fotografiarlo sólo consigue transmitir una mínima parte de este espectáculo , pero había que intentarlo… y ahí está el resultado.

Otro regalo del amanecer

De nuevo,otro gran ritual de despedida a la hora de desayunar. El último desayuno con Tomeu. Seguramente, todo el ruido que hemos formado ha hecho que en un momento dado hayamos molestado a unos curiosos yaks que teníamos pastando tranquilamente junto a nosotros y les hayamos chafado el idílico desayuno vegetariano…….!!que mona esa mezcla de vaca- osopeluche a la cual dan ganas de pegarle un tremendo achuchón…!!! (no llegué a hacerlo ante el riesgo por mi integridad física).

Lovely Yaks

Y ya en marcha, hoy nos encontramos con la ardua tarea de decidirnos entre una infinidad de caminos y que , esta vez, no teníamos muy claro si iban a parar al mismo sitio.

Red nacional de carreteras

Tomamos la primera decisión izquierda-derecha y comenzamos a atravesar unas colinas plagadas de pequeños roedores cuyo nombre desconozco, pero muy cachondos, y mientras avanzábamos, la duda comenzaba a asaltarnos al ver que las rodadas de las pistas no eran lo suficientemente importantes como para que fueran a parar a la capital del pais ,especialmente al atravesar un puentecito de madera incapaz de soportar, creo yo, el peso de un vechículo pesado.

Pero aún así seguimos  adentrándonos esta vez en una especie de cañon sembrado de pequeñas comunidades de yurtas (con sus cabras , sus motos y por supuesto, sus placas fotovoltáicas…) hasta que, tras cruzar un pequeño río, la comitiva rodante hizo alto  para deliverar.

Tomeu y Javi diciéndole adiós al amortiguador

El súper puente... mejor ni lo usamos...

Fue en este momento en el que aprovechamos y Tomeu ,con llave de carraca en mano, se deshizo de la pieza que veníamos arrastrando desde hace días y con la que fuimos arando la ancha Mongolia.Último vestigio de que un día no muy lejano, la Muu contaba con un amortiguador…

Niños mongol descubriendo los Palotes

Nos acercamos a una de esas yurtas a preguntar en lenguaje universal (para variar) ,y siempre con el mapa por delante, si íbamos bien en dirección Ulán Bator .Por las caras y los gestos entendimos que iba a ser que no. Uffffffffff, por lo menos nos habíamos pasado unos 25-30 km del desvío, que en carreteras normales no significa mucho, pero aquí….. En fín, al mal tiempo , buena cara. Y de nuevo, una ocasión para hacer algún que otro regalito para agradecer la información. No se quién sacó unos Palotes (sí, unos Palotes de los de siempre y delicia de las generaciones de los 70) y fue toda una experiencia ver como los niños se comían hasta el papel (hasta que algún alma caritativa se dio cuenta y les explicó que esa parte precisamente no era comestible).

Tomeu y los chicos...

A cambio, ellos nos sacaron un tazón de leche de yegua fermentada (NOOOOOOOOOOOOOOOOOO) y 5 trozos tamaño ladrillo de queso de leche de yegua fermentada (NOOOOOOOOOOOO NOOOOOOOOOOO NOOOOOOOOOO) para que los compartiéramos entre todos.

Mientras tanto , Tomeu intentaba intercambiar nosequé al progenitor por su abrigo kazajo. Ahora mismo no me acuerdo a cambio de qué se lo cambiaba, lo que sé es que finalmente no lo consiguió. Lo que sí consiguieron es hacerse todos los chicos una foto con nuestros anfitriones temporales.

Pillados por la tecnología

Ni photocall ni leches, estepa mongola. Y lo bien que quedó el posado… Nos hicimos fotos, nos echamos unas risas, nos curioseamos mutuamente y tras esto, dos de los mongolos se ofrecieron a guiarnos hasta la pista que buscábamos en su moto-cabra. Estos vehículos todo terreno a dos ruedas están hechos definitivamente para durar y para enfrentarse a lo más duro al más puro estilo Paris-Dakar. También, llegado el momento, se convierten  en furgoneta de carga…

Nuestros guías de la estepa

La consecuencia de no entendernos fue que nos volvimos a desviar otros cuantos kilómetros para que uno de los dos moteros (el paquete) se quedara en su yurta y que fuera solamente el piloto el que nos guiara hasta nuestra pista querida. Tengo que decir que hubo un momento tensión, puesto que no entendíamos nada y no sabíamos qué era lo que estaba pasando, y encima, con la prisa que llevábamos… finalmente, agradecimos a nuestro guía toda la molestia que se había tomado. Ya en camino, nos encontramos con una pareja con otra moto-cabra, que en esta ocasión sí que estaba averiada, y súper Tomeu-McGiver , maestro en el arte de las entrañas de la vespa, consiguió echarles un cable a esta parejita, que llevaban como compañeros de viajes sacos y sacos de nosequé…Lo que todavía me pregunto es cómo podían ir con tantas cosas. Y tampoco es que fueran a la vuelta de la esquina. Jejejeje, “esquina” en Mongolia…yo misma me río de lo que escribo….juasjuas

Yurtas con energía fotovoltaica

Al parecer me dormí durante un rato, cosa bastante inexplicable, porque dormir en estas carreteras es equivalente a intentar dormir en una atracción de feria, lo que denota nuestro estado de agotamiento total , ya a un par de días de llegar a destino. Y que decir del polvo. Ya no sé si merece la pena seguir mencionándolo o simplemente hacerme a la idea de que ya forma parte intrínseca de nosotros. Lo noto juguetear por mis alveólos, y la sensación no es nada , pero nada agradable. Ohhh, no!! Otro motorista acompañado de una jovencita que se tira desesperado hacia nosotros como si fuera el fin del mundo… la verdad es que nos asustó, pensamos que era algo grave. Intentamos entender lo que decía, pero era imposible. La moto no teníamos claro si funcionaba o no, pero todo lo que finalmente, y no sin esfuerzo , entendimos era que si podíamos llevar a la jovencita, un bellezón de unos 13-14 años, hasta la siguiente ciudad, a unos 100km de allí. Imaginaos la cara de póker que se nos quedó, cuando, después de aceptar a la autoestopista, el que intuimos padre de la criatura, empieza a meter en el poco espacio que quedaba libre en el interior de la Muuu, primero, un cántaro de por lo menos 30 litros de leche (sí, fermentada de yegua); segundo,a la niña en cuestión;tercero , otro cántaro más pequeño de «eso»; cuarto, la mochila de la niña; y quinto , y no menos importante, un saco como de patatas con unos bultos sospechosos… Lo recuerdo y me río. Recuerdo a Tomeu mirándome con desesperación y diciéndome: “ Eva, en el saco llevan una cabeza de cabra”. En fín , pues eso, que transportamos también una cabra recién descuartizada…. Todo intento de describir el olor sería en vano. Os invito a que vayaís allí y probéis esta experiencia de la “autoestopista”. No tiene desperdicio.

Súbitamente creímos estar soñando. La pista se convirtió en una carretera asfaltada. Pero no un asfalto cualquiera, no, sino un asfalto bien asfaltado, como en casa, sin socabones come-coches, y nuevo…!!tenía incluso las rayas pintadas!!! Casi me echo a llorar de la emoción. Repito, cuando alguno de mis queridos lectores tenga la fantástica oportunidad de ir a Mongolia, por favor acordáos de este momento estelar. Y , como en otras ocasiones, no se trataba de 2 km y luego vuelta a la pista, sino que estuvimos un largo rato a una velocidad superior a los 50km/h…(llegamos hasta incluso los 120km/h) “Simple things please simple minds”, que traducido sería algo como: “cosas simples alegran a mentes simples”.

Altar del Hermano Caballo

Y mientras emulábamos pisar gas en Cheste o Mónaco, apareció ante nosotros el primer signo de lo que es el orgullo de esta gente representado en un majestuoso monumento: el caballo. El edificio era como un altar dedicado al caballo, con una enorme representación en bronce en su interior. Aquí aprovechó Tomeu y me imagino que se echó una charlilla a solas con el hermano caballo para que le protegiera y le diera buena suerte para su carrera en el Mongol Derby. Por si no lo había comentado anteriormente, el caballo es sagrado para los mongoles. Como para otras religiones, el “hermano caballo” representa la fuerza, la libertad, la lealtad, lo divino… En Mongolia, los niños pequeños aprenden antes a montar a caballo que a andar. De hecho, son tan pequeños cuando empiezan que a los pobres niños les atan las piernecitas a los estribos para que no se caigan. Son maestros en el arte de la monta desde muy pequeños, y es lo habitual. De hecho, muchos de ellos no usan ni silla de montar, sólo a pelo, lo que lo dificulta bastante , pero ellos parece que es que hubieran nacido sobre el caballo. Además, la leche de yegua fermentada (yeahhhh) es la bebida nacional, y aunque animal sagrado, también se consume la carne de caballo. Resumiendo, quien no tiene caballo, no es nadie en Mongolia.

Acompañados de los Mans i manigues, los Minicongs, los Oniles y Ladi, llegamos a eso de las siete de la tarde a lo que fue la capital de Mongolia en tiempos de Gengis Khan, Kharkhorín. Ciertamente fue un detallazo por parte de los chicos acompañarnos hasta allí , puesto que eso significaba un desvio de unos 160km ( i/v) de la ruta original, estándo sobre todo tan cerca de la meta. Esa noche, después de pasar un rato averiguando la ubicación de los futuros compañeros de Tomeu, con muchas prisas, y quizá no cómo más nos hubiera gustado, me despedí de él con la pena de quien sabe que eso significa ya un final de algo muy importante compartido, pero con la certeza de que algo más importante está apunto de comenzar para él. De vuelta al grupo, y medio vacía, esa noche pedí alojamiento en una de las tiendas de campaña ( en la de los Minicongs) porque entre el polvo y la moral no fui capaz de dormir sola en la furgoneta.

La Muu entablando relaciones sociales con la yurta

Y mañana, Tomeu, Jose (en espíritu) , la Muuu y yo de cuerpo presente, llegaremos, universo mediante, a Ulaan Batar como prometido!!!! (si no ocurre lo peor en estos últimos 400km)

Kharkorin

MAC GYVER vs COCHES-RANA

Día 33. 19  de Agosto
pasado Altai – pasado Bayangohor
Km: 226
Tiempo: 12 horas
Precio Gasolina: si fuera gasolina de verdad…..
Ya se está convirtiendo en un problema de salud. Noto los pulmones seriamente perjudicados por el puñetero polvo y la gasolina.He tomado la determinación de mendigar esta noche un hueco en alguna tienda de campaña de alguno de nuestros compañeros de aventura. Junto a la historia de los pulmones, encima tengo que comentar que tengo la piel muy seca, y en este tipo de ambiente tan extremo, la piel tanto de las manos como de los pies se me raja creándome unas grietas tan dolorosas como los padrastros, y sólo el hecho de preparar el tetris con las cajas por la noche para montar la cama me genera una insoportable dentera al engancharse mis dedos por todas partes. Y está llegando un punto en que no puedo más. Sí, suena a maniática. Quizá lo sea, pero estoy en mi derecho.
Esta mañana ha sido bastante especial y divertida, puesto que era la última mañana con Tomeu. No sé quién ha sacado unos instrumentos de juguete y de repente se ha montado una jam session en el desierto del Gobi que será difícil de olvidar….Hoy deberíamos llegar a Karkorin, que es dónde están reunidos los participantes del Mongol Derby , aunque tal y como se desarrollan las etapas, nunca se sabe si vamos a concluir este día 50 o 300 km… sobre todo con cierto pavor a esos ríos que nos esperan.

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Tomeu y su jam session mañanera

Sobre la Muu había que añadir que cada vez se calaba con más frecuencia, incluso en momentos donde pisábamos levemente el acelerador, cosa que a mi me preocupaba enormemente. Además, las puertas traseras se resistían a ser abiertas por la acumulación de polvo que tenían y por las dichosas vibraciones de las pistas. Pero dentro de lo que cabe, la Muu estaba en perfectas condiciones para llegar a nuestro destino. Esperábamos, claro.

En el ancho Gobi con Venim dÓnil y con Mans i Manigues
En el ancho Gobi con Venim d´Onil y Mans i Manigues

Tras unos kilómetros por el ancho Gobi,llegamos finalmente al famoso río, cuyas riveras a ambos lados estaban salpicadas por unas cuantas yurtas. Observantes como las águilas kazajas, esperamos a que llegara algún vehículo que atravesara el río para ver que profundidad tenía y ver la fuerza del caudal, porque realmente, este cruce sí que impresionaba, sobre todo por el ancho del mismo. Mientras que esperábamos, entendimos por los locales que un equipo de español intentó cruzar y se quedó en el intento, fue su fin. Y se nos partió el corazón cuando supimos que habían sido los Fear and Laugh con su Seat Inca…. Esto no nos ayudo desde luego a tener más confianza en el cruce del río, claro… Hasta que llegó un minibús de esos rusos que surcaban las estepas mongolas, y nos dimos cuenta de que definitivamente no podíamos pasar por ahí.

Niños mongol
Niños mongol

Durante la espera, alguno que otro se dio un chapuzón en el gélido río ( incluida la que suscribe) sólo para darnos cuenta de la fuerza que llevaba el río. Era un suicidio. Y mientras que decidíamos qué hacer, comenzamos a regalar a los locales todo lo que no nos servía ya, especialmente lo que nos quedaba de los Safores y por supuesto , cositas para los niños.  Tanto le caímos en gracia al beneficiario de los presentes, que creímos entenderle que a un kilómetro abajo , el río se ensanchaba mucho más y se hacía menos profundo , más o menos a la altura de la rodilla. El buen señor nos acompañó hasta el punto que prometía y en efecto, aquello lo vimos mucho más viable. El risueño mongol se remangó los pantalones , se colocó a la mitad del río para guiarnos,  Y CRUZAMOS TODOS, SIN NINGUNA BAJA!!!!!

El equipo Venim d´Onil in action..
El equipo Venim d´Onil in action..

Cabriolas por el monte parecíamos los cuatro coches por el desierto después del bañito…Entramos ya en una zona donde la conducción se hizo muy gratamente divertida por la arena que había en ciertos tramos. Con el primer derrape se te pone el corazón por montera, con el segundo te sube sólo hasta la garganta , y ya sólo se espera el tercero para el chute de adrenalina. Esto tiene sus consecuencias, claro. En un momento dado, no nos queda muy claro cuando, la suspensión nos abandonó, y paseamos el amortiguador izquierdo por todo el desierto cual malvado arrastrado por caballo.

La Muu y la difícil tarea de elegir camino
La Muu y la difícil tarea de elegir camino

Eso con nuestro coche. Pero para el coche de los Mans el problema fue más grave, ¡!se quedaron sin líquido de frenos!!!!

Aguantaron los campeones durante kilómetros hasta que paramos a comer junto a otro riachuelo (éste ya con puente para nuestra tranquilidad), repleto de cabras con cuernos pintados de azul (presumo que para diferenciar los rebaños) y mientras nosotros comimos, ellos, a lo mac Gyver , localizaron dónde estaba la fuga, le dieron un par de vueltas con teflón, rellenaron con el líquido que alguien llevaba en lo más profundo de su caja de herramientas y repuestos, y ahí quedó todo el susto. Si desde luego, en el Mongol Rally, quien no es creativo, se queda en el camino.

Decoración típica mongola...en las cabras!!!
Decoración típica mongola…en las cabras!!!

Mirando el mapa, calculando kilómetros, descubriendo ríos…. Esa noche no llegábamos a Karkorin ni por asomo….es lo que decía, es imposible calcular tiempos en Mongolia, el tiempo toma otro matiz, es otro concepto. Eso es algo de su magia.

Eva con sus nuevos amigos...
Eva con sus nuevos amigos…

Con manadas esporádicas de camellos de verdad , de los de dos jorobas, y la divertida posición de tener que elegir una entre las siete u ocho pistas que teníamos delante sabiendo que todas llegan al mismo sitio, pasaron unas cuantas horas después de comer hasta que llegamos a una ciudad (yipaaaaaa) Bayangohor, donde repostamos gasolina , avituallamiento y fuerzas para seguir un poco más. Lo justo para llegar a otro río mientras que caía la noche.
Aunque tardamos en decidir el sitio por donde atravesar este río o simplemente si lo íbamos a atravesar esa noche o esperar a primera hora de la mañana, finalmente, Jordi de Mans nos dio una lección de arrojo y arrojóse él  el primero en cruzar un poco más abajo que era por dónde nos había indicado otro local. Ríos a mí?? Enga , hombre…..

La Muu y Tomeu cruzando ya nimiedades comparado con lo pasado
Tomeu con la Muu cruzando ya nimiedades comparado con lo pasado

No me acuerdo quién recibió el mensaje, pero nos llegó la información de que a Juanlu, de los Safores, justo antes de subir al avión que le llevaría a Ulán Bator desde Khovd, le dio un ataque de “por mis santos xxx” y decidió intentarlo de nuevo con el coche. Al parcer le pusieron un palier que pesaba más de 100kg…. Y que estaba cruzando el Gobi, SOLO, y sin comida (nos la estábamos comiendo nosotros), ruedas de repuesto (las dejamos en la gasolinera) y sin ni siquiera un destornillador…..Todos consideramos que era una locura, pero una locura que a mí personalmente me hizo considerar a Juanlu, la persona con más positivismo, arrojo, decisión y sobre todo, valor que había conocido. Llegará o no hasta Ulan Bator, pero no se volverá a casa preguntándose qué hubiera pasado si lo hubiera intentado.

César Jr, Javi, Gemma, Gorka, Tomeu , Jordi y César Sr listos para la gran cena
César Jr, Javi, Gemma, Gorka, Tomeu , Jordi y César Sr listos para la gran cena

Con la certeza de que definitivamente esa sería la última noche con Tomeu, y con Juanlu en nuestras mentes, esa noche nos pegamos el festín de la muerte entre lo que sobraba de las delicias de la despensa de los Safores y lo que teníamos nosotros.
Cómo imagen del día, me quedo, sin lugar a dudas, con ese atardecer frente al río adornado con las siluetas  a contra luz de aquellos rumiantes algo extraños llamados yaks .

Atardecer mongol
Atardecer mongol

SOLTANDO LASTRE EN LA NADA

Día 32. 18  de Agosto
en el inmenso Gobi- pasado ciudad de Altai
Km: 371
Tiempo: 12 horas
Precio Gasolina: depende lo que se revalorice lo que quede en la jerry can

Y con la misma falta de aliento con la que me acosté, así me levanté. La sensación de estar en La Nada, rodeada de lo ídem, me creó un sentimiento contradictorio. Te hace sentir ridículamente pequeña y al mismo tiempo tan infinitamente gigante que es una sensación muy dificil de describir. Me imagino que es el resultado mágico del latido del desierto.

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Habitantes de la estepa mongola

Con cierta tristeza al ver que no habían llegado los Safores hasta nosotros y con la incertidumbre de lo que se traían entre manos, puesto que no teníamos cobertura del móvil, los cuatro equipos nos pusimos rumbo al sol naciente allá por donde bien pudiéramos, porque seguíamos sin encontrar una carretera como tal en aquel paraje. Realmente este día pasó bastante falto de sobresaltos o acontecimientos comparado con el día anterior, ya que la gran parte del día transcurrió bajo el mismo paisaje, adentrándonos más aún en el Gobi, quizá bastante más inhóspito que el del día anterior al empezar a carecer también de hasta los matojillos típicos del lugar. Piedras y más piedras. Y sólo piedras.

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El equipo Minicong en el Gobi

Y hablando de piedras, algo que sí que tengo que mencionar es nuestro primer contacto con un “ovoo”, pequeño altar chamánico que consiste en apilar piedras y realizar ofrendas con trozos de tela azul.  La tradición dice que hay que rodearlo 3 veces y tras esto, hacer una petición y depositar una piedra en el montículo. Como podréis imaginar, no hubo ni uno de nosotros que no hiciera de puerta giratoria para solicitar nuestras peticiones, aunque nunca nos quedó claro hacia qué lado había que hacerlo…

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Típico «ovoo» mongol

A partir de aquel momento , de tanto en cuando, algún ovoo se cruzaba por nuestro camino, cada uno de distinto tamaño y pomposidad (con esa pomposidad que puede llegar a tener un grupo de piedras y tela rota en mitad de la nada), pero desde luego , nos quedó claro que es algo muy enraizado con la cultura mongola.
Y surcando el Gobi estábamos cuando, al pegar un frenazo ante un bache sorpresa, como si de una aparición se tratase, apareció de las alturas una silueta redonda que tras golpear el parabrisas y cargarse uno de los pitorritos del agua del limpia, se alejó de nosotros botando y rodando cual linda cabrita. Con las vibraciones de la pista, la baca terminó por rajarse del todo y caer sobre el techo, lo que destensó las cinchas que sujetaban nuestra querida rueda de repuesto, que aprovechando su momento de libertad, decidió ir a ver mundo.  Desde luego, el episodio podía haber sido mucho más dramático dentro de lo que cabe, pero sólo quedó en un susto y luego unas carcajadas ante tan surrealista visión.  Lo que sí que decidió es que tuvimos que bajar los jerry cans de gasolina y lo que quedaba en la baca y meterlo como pudimos en el interior de la Muu junto con la rueda aventurera. Por si acaso nos sobraba algo de sitio , claro!!

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Tomeu, Eva y la Muu justo en el centro de la nada

Ah, y minutos antes de este accidente, a los Oniles estuvo un camión a punto de chocarse  con ellos, puesto que debido a la polvareda que levanta cualquier vehículo no los vio, afortunadamente sin percances gracias a la pericia de César Junior, pero desde luego también hay que tener puntería, ¡como si no hubiera sitio en la llanura y tener que tropezar con otro vehículo!!!!
Este episodio, junto con un mensaje de los safores anunciando que dejaban el coche  en Khovd y que se iban volando hasta Ulan Bator hizo que nos decidiéramos en la siguiente población a soltar lastre: la baca, las ruedas de repuesto de los safores, herramientas de sobra…en fín, todo lo que no nos hacía falta. Estuvimos muy tentados de intentar venderlo o cambiarlo por gasolina, pero nos flaquearon las fuerzas y todo lo que queríamos era deshacernos de ello. Y en aquel momento sentimos el vientecillo de la libertad….jejejeej
Ya de nuevo en marcha, nos cruzamos con un esqueleto de camello al cual le hicimos unas fotitos raudos y veloces debido al hedor que despedía. No sé qué le ven a estos manjares los carroñeros, la verdad.

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Con los Minicongs y Ladi torturando las narices con el cadáver de camello

Hicimos la última parada del día antes de acampar en una pequeña población donde, de nuevo, sacamos algunas cositas para los niños, y cómo no, se convirtió de nuevo todo en un episodio muy agobiante ante tanta manita demandante. Allí , teniendo la oportunidad de preguntar a los locales cómo se nos presentaba el terreno más adelante, nos dieron la temida noticia de que se avecinaban cruces de ríos, uno de ellos bastante importante…oh,oh (eso fue lo que se nos pasó a todos por la cabeza…)

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Yo rodeada de esos enanos bajitos…y con el pelo lleno de polvo!!

Pero sin que nos quitase el sueño por ello, y tras volver a colocar la bandera de Granito de Arena con el chaleco reflectante, esta vez por si aparecían los Caravanaserai, rellenamos a la salud de los Safores el estómago a golpe de camping gas (usando la comida que nos dejaron) y en la inmensidad de la noche estrellada soñé con una ducha mientras respiraba dormida todo el polvo del interior de la Muuu , esta vez perfumado de gasolina.

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Granito de Arena seguiremos siendo tres hasta el final

AMARGAS DESPEDIDAS EN EL GOBI

Día 31. 17  de Agosto
Khovd- en el inmenso Gobi
Km: 270
Tiempo: 12 horas
Precio Gasolina: gasoqué?

Unos vienen y otros se van. Ese es el círculo que nos presenta el destino en determinadas ocasiones. Y esta vez, vienen. Hablo de Ladi, de los Messengers y su ambulancia, que deja su equipo para venirse con nosotros, bueno, con los Minicongs, por tener problemas de tiempo para llegar a Ulan Bator. Por otro lado, puesto que nosotros íbamos con cierta prisa ,nos despedimos anoche del resto de la tripulación de la ambulancia y de los Caravanaserai, que por cierto, también llegaron con problemas mecánicos.

Despedida en Khovd

Despedida en Khovd

Así que con uno de más, y con cierta pena penita pena de dejar ese oasis, los cinco magníficos,  bólidos a punto, arrancamos con inquietante ilusión contenida hacia el imponente desierto del Gobi.
El paisaje comenzó a cambiar drásticamente en función de los kilómetros que avanzábamos. Aunque quizá debería decir mejor que la temperatura cambiaba drásticamente. Veníamos del Altai, zona montañosa, fría, blanca por la nieve, abandonada por la vegetación y tremendamente inhóspita. Y ahora nos adentrábamos en el desierto del Gobi, con llanuras eternas, dónde sólo se intuían las formaciones montañosas de vez en cuando en la lejanía, de nuevo sin vegetación, y esta vez inhóspita porque sí, sin motivo y en mayúsculas.

En el Gobi

En el Gobi

Partiendo de la base que Mongolia cuenta con  la menor densidad de población por kilómetro cuadrado del mundo, 1,7 habitantes, y que si ponderamos esta estadística a que de los 3 millones de habitantes que tiene, más de uno vive en la capital, nos quedan dos millones de habitantes en un país cinco veces el tamaño de España, los cuales, y por razones obvias , evitan vivir en el desierto. Toda esta parrafada es simplemente para intentar transmitir lo desolado e increiblemente bello que era a la vez este paisaje. Y eso que sólo estábamos en las puertas del Gobi…
La carretera, para no perder la costumbre, estaba sin asfaltar y sembrada con esas malditas ondas que, creadas por la erosión,  hacen que a toda pieza del coche bien colocada le entre el sambenito y se salga de su posición. La vibración que genera es demasiado para cualquier hijo de vecino o de cualquier palier que se precie… en este caso el de los Safores.

Analizando daños del palier rajado

Analizando daños del palier rajado

A unos 30 km de haber salido de Khovd, las ruedas traseras de los Safores comenzaron a adoptar una inclinación proporcional a la raja del palier….dramón. Y tras un pequeño momento tensión entre los chicos debatiendo el porqué había ocurrido tal suceso, tenían dos opciones que tomar: la primera era seguir adelante con la pata de cabra que le pusieron al palier atravesada con bridas a lo mcGyver e intentar llegar sin que se partiese hasta la siguiente población que estaba como a unos 200km (ja-ja-ja) o,la segunda que era dar la vuelta y deshacer los 30 km para volver a nuestros queridísimos mecánicos del día anterior y soldar la pieza antes de que partiese. Decidieron lo segundo. Estaba claro.
Y aquí es cuando dejamos de ser 5 para convertirnos en 3 equipos, puesto que los Manigues decidieron acompañarles  ya que ellos no iban con prisa, y los Minicongs decidieron seguir con nostros lanzado una moneda al aire (para no hacerle ni puñetero caso).

Javi Minicong con el cara o cruz

Javi Minicong con el cara o cruz

Nos despedimos con cierta incertidumbre de si los volveríamos a ver, quedando, eso sí, en marcarles de alguna manera dónde acampáramos esa noche para cuando regresaran…!y así estábamos de positivos todos!!! De hecho, los Safores vaciaron casi toda su carga, ruedas, herramientas, comida, ropa…con la intención de recogerla luego….!Ojalá!
Diría que pasaron kilómetros y kilómetros, pero me limitaré a que pasaron horas y horas más que kilómetros por esos caminos de polvo dónde nos encontramos con una gran cantidad de “caravaneros” por el camino. La verdad no sé si sería porque estaba acabando el verano y los nómadas ya se estaban yendo a su terrenito de invierno o era lo contrario. Lo que sí era cierto era que los bultos repartidos entre los camellos se ajustaban los unos con los otros cual tetris. Pero hablo de  que se llevan la casa encima y todo lo que hay dentro…no es ninguna tontería….Aparte, llevan consigo a todas sus cabezas de ganado, vease ovino, o cabras, o caballos o camellos.  Nombro al caballo como animal sagrado que es para los mongoles. Es su orgullo nacional. Pero no por eso dejan de consumirlo en sus diferentes variantes: bien hervido o estofado, o bien ingiriendo su bien preciada leche de yegua fermentada y todos sus derivados como quesos y yogures. (me entran escalofríos sólo recordarlos)

con la caravana de nómadas

con la caravana de nómadas

Y fue mientras que paramos para comer junto a un pequeño arroyo que tuvimos otro momento deliciosamente divertido. Frente a nosotros y de la nada aparecieron infinidad de cabras pertenecientes a dos rebaños diferentes liderados por sus correspondientes mongoles a caballo. El gran rebaño se dividió como las aguas con Moisés, pero cuando parecía que la partición estaba completa, a una dicharachera cabra del rebaño A  le dio por investigar en el rebaño B. El mongol A que se va al rebaño B y azuza a la cabra para que vuelva a su sitio. Ésta que le torea un rato pero finalmente el mongol A lo consigue. Dos minutos más tarde, la linda cabrita otra vez a sus andadas. En este caso el mongol A se baja del caballo y tras agarrar al bicho por los cuartos delanteros, la arrastra con sus hermanitas. Tres minutos más tarde, la jodía cabra otra vez se escapa al rebaño B, y el mongol A, que intuyo ya con cierto cabreo, comienza a perseguir a la cabra sin éxito. Pero en este momento… ¿es un avión? ¿es un cohete? Nooooo, es super Tomeu a la caza y captura de la cabra. Cuando la imagen del Torero Tomeu todavía estaba en mis retinas, la imagen de Tomeu corriendo, gritando, sacudiendo los brazos como si fuera a despegar, tropezando y besando el suelo, levantandose de nuevo para perseguir a la cabrona de la cabra, lo superó todo. Y una vez más, esos lagrimones que me caían por las mejillas. Lo único que me apena es que estaba tan ensimismada por semejante estampa que se me pasó captar este momentazo con la cámara…una verdadera pena.

Pasado este momento de risas, y ya de camino, nos encontramos por el camino a un equipo inglés que habíamos conocido en la frontera de Rusia donde estaban acampados, ya que al haber calculado mal las etapas, tuvieron que esperar en la frontera cuatro días hasta la fecha que tenían en el visado para poder entrar.

Con el equipo "On Corsa to Mongolia"

Con el equipo "On Corsa to Mongolia"

Pero esta vez fue mucho más grave… una piedra con colmillos devora carter los había atacado 50 mt antes, y por el reguero de sangre intuimos que era el final de su aventura, de hecho , ya estaban esperando a que viniera un camión para remolcarlos.Otra víctima más en tierras mongolas. Les hicimos unas fotos junto al cadáver, un pobre corsa, y tras despedirnos de ellos, seguimos nuestro camino un poco más agradecidos sobre el hecho de haber recorrido tantos kilómetros y poder seguir a lomos de nuestros corceles.
En cuanto a la Muu y su estado clínico, no se si fue por intuición o ya por deformación de mongol rally, una de las veces que paramos para ir al servicio (juaassssssss juaaaaaaasssssss) nos dimos cuenta que ,por la vibración de la que había hablado anteriormente, los soportes de la baca estaban rajados y a punto de caramelo. “Niet Problem” y brida que te crió. Pon una brida en tu vida…y sigue en el Gobi.

La Muu con sus bridas nuevas en la baca

La Muu con sus bridas nuevas en la baca

Eso sí, la carga de los Safores la bajamos de la baca para meterla en el ya súper cargado interior.
Y cumpliendo la promesa hecha a los chicos,  y sin cobertura para poder comunicarnos con ellos, marcamos el campamento donde haríamos noche con la bandera de Granito de Arena encajada en una rueda de repuesto como base, rodeada de un chaleco reflectante y con la lámpara de coronel tapioca en modo intermitente. Siendo realistas, jamás me hubiera imaginado que nos encontrarían, pero una hora más tarde, en mitad de la oscuridad más absoluta, unas luces que vinieron hacia nosotros nos tuvieron el alma en vilo durante el tiempo que tardaron en llegar, sólo para descubrir que eran los Manigues, ¡pero sin los Safores!
Al parecer, cuando se dieron la vuelta, a unos 10 km de Khovd, el palier rompió completamente y las ruedas , debido a la inclinación y su roce con la chapa, estaban completamente rajadas. Los Manigues nos contaron cómo fue la aventura de intentar montar el coche de los Safores en un camión con un par de tablones en angulo de 45º, para que , desistiendo ante la locura , decidieran encontrar una especie de trinchera donde colocar el camión y hacer con los tablones un puente hasta éste. He visto los videos y doy fe de semejante chapuza.
Y con semejante panorama, e intuyendo que la avería pudiera no ser solventable, los Manigues vinieron en nuestra búsqueda, mientras los Safores se iban a Khovd e intentaban arreglar el vehículo.

Atardecer en el Gobi

Atardecer en el Gobi

Esa noche, cansada, muy cansada, sin duchar, con mucho frío y cubierta de polvo, al mirar al cielo y ver lo que entre las nubes se me ofrecía, me dio la sensación de que se me cortaba el aliento.

Relax forzado en el paraíso y explosión de sabores

Día 30. 16  de Agosto
Montaña nevada entre Olgii y Khovd- Khovd
Km: 94
Tiempo: 5 horas
Precio Gasolina: 1400 tugrikts
Mi plácido sueño en nuestra lata de sardinas se vió interrumpido en mitad de la noche por unos retortijones que me doblaban del dolor (empiezo este post con la pérdida total de glamour otra vez, pero es lo que hay), y  tengo que decir que pasé por varios momentos agónicos porque para llegar a mi anhelada letrina fuera de la casa rodeada de lobos o bigfoots habitantes de aquellas heladas montañas, primero hube de saltar por encima de mis compañeros intentando no pisarlos (sin éxito debido a la falta de espacio) y luego, tuve que buscar la maldita llave que abría la puerta. Fueron desde luego momentos de alta tensión y sudores fríos. Pero conseguí mi objetivo finalmente.
La sombra de un objeto/animal no identificado a través de la ventana mientras comenzaban nuestros primeros movimientos en los camastros o suelos fue el toque de diana del grupo. Éstos eran una caravana de camellos en ruta hacia Khovd. Y yo que siempre pensé que los camellos eran de temperatura altamente infernal….pues fueron como una aparición en aquella helada pero soleada mañana.
Aún no me queda muy claro si el “mecánico” que atendió a los Safores allí arriba era el que les arregló el depósito de gasolina agujereado o si por el contrario fueron ellos con la soldadura en frío que teníamos en el botiquín de la Muu los que lo consiguieron, pero la cuestión es que en un par de horas, y con el consecuente vaciado de una jerry can de gasolina en su sediento depósito, estaban listos para la acción.  No podíamos decir lo mismo de la Muuu. Hubo un atisbo de esperanza cuando los Minicongs nos dieron unas cuantas correas que llevaban de repuesto de su Micra, que ,aunque pequeñito, también era Nissan como la Muuu. Pero no, no eran de la misma medida por mucho que Tomeu lo intentara y yo lo deseara. Así que sólo nos quedaba la esperanza de llegar a Khovd de una vez e implorar al cielo para que apareciera la correa perfecta. Recuerdo que en estos momentos ya íbamos con nuestra segunda batería y no sabíamos cuántos kilómetros más podríamos hacer antes de que nos dejara tirados otra vez.
Y mientras los coches pasaban por los talleres improvisados, los Oniles empezaron a hacer de las suyas sacando las muñecas falleras y otras fruslerías para los niños de nuestros anfitriones. Y ellos encantados, claro.

en casa de sardinas
Yo , por mi parte , saqué de nuevo la polaroid (gracias B) y empecé a disparar a mansalva. Lo de la polaroid, ciertamente, ha sido una de las mejores ideas que se me han ocurrido jamás. Modestia aparte. Por muy caducadas que estuvieran las cargas y por muy sepia y “vintage” que salieran las fotos, para esta gente era todo un regalo poder tener una foto de ellos y con nosotros.

enseñando polaroids

Otra cosa que me gustaría comentar aquí tras mi experiencia personal con uno de ellos, es que en Mongolia, hay algunos perros que llevan una cinta/correa/tela roja atada al cuello. OJO. Estos perros, aparte de posibles portadores de rabia, son perros entrenados para atacar a lobos, y no se andan con tonterías. Me imagino que llevado  a otra escala serían los pitbull entrenados nuestros. La cuestión es que cuando me fui a acercar a uno de ellos para acariciarle ante la atónita y preocupante mirada de una de las niñas, el bicho no comenzó a gruñir, sino a temblar, y desde luego no de miedo, sino de un acto reflejo que intuí premonitorio a algo serio. Y yo temí por mi integridad física , que finalmente , salió íntegra no sé cómo. Algo más para recordar. Collar rojo, caca. Y a partir de entonces, la presencia de los perros con collar rojo en Mongolia se me multiplicó. O era sólo un acto observativo de supervivencia.
Y ahí cabalgaban los cinco vehículos del apocalípsis por esas tierras mongolas cuando la Muuu comenzó a ahogarse. No podía. Y ya no era cuestión de batería. Pero se ahogaba en cuanto le dábamos gas. En este momento creo que Tomeu la daba casi por muerta, pero la esperanza siempre está ahí. En este caso la esperanza se materializó en el super Kia Pride 1,1 de los Safores remolcando a la Muu, Nissan Vanette 1.6. O esa era la intención. Pero nada más comenzar, una cuesta bastante pronunciada imposibilitó que ese barco llegara a buen puerto de momento. El pobre Kia no pudo. Normal. Pero el camión que iba en dirección contraria y tuvo el detalle de dar la vuelta (con tráiler incluído)  para remolcar a la Muuu hasta la cima de la cuesta no tuvo problema alguno.

la muu remolcada

De ahí en adelante, todo quedó en ruedas del Kia de los Safores. De hecho, y para aligerar peso tanto en el Kia como en la Muuu, Juanlu se fue con los Manigues y a mí me adoptaron muy amablemente los Minicongs hasta Khovd, dándome al mismo tiempo unas interesantes lecciones sobre Linux. No sé en que momento fue , ni por qué llegamos a perderlos de vista, pero el remolcador y el remolcado desaparecieron en el horizonte. Vale que nosotros fuimos haciendo paraditas turísticas de fotos, pero debieron ir bastante rápido por esas no-carreteras.
Efectivamente. Eso fue lo que ocurrió, tal  y como se pudo demostrar cuando al llegar a Khovd y entrar en un campamento de yurtas con la señalización “Mongol Rally”, nos encontramos con los chicos y con los vehículos. Yo casi me caigo de espanto cuando vi a la pobre Muuu. ME LA HABÍAN DEJADO CIEGA!!!! Vicent se alardeaba de haber llegado a los 100km/h mientras Tomeu lo quería matar. El resultado de esta carrera fue que con las piedras que saltaban del remolcador, no quedaba sano un solo cristal de los faros, de ninguno. No sólo eso, sino que además, esas malditas piedras habían agujereado el radiador.

la muu malita

Tomeu estaba devastado, yo aún con mi siempre latente optimismo, también me vine abajo, pero yo le había prometido a Jose que la Muuu llegaba, y la Muuu llegaría. Así que Tomeu habló con el encargado del campamento que localizó a un imberbe mecánico y se puso manos a la obra.
Ciertamente el día era espectacular después de los malos ratos de frío y lluvia que habíamos pasado. El sitio era simplemente idílico. Pradera verde, río de aguas transparentes, cielo azul intenso, temperatura de manga corta….invitaba a disfrutar como enanos. Y como enanos acuáticos disfrutaron los chicos cuando, a la vuelta de la pequeña comitiva que había ido a comprar avituallamiento al pueblo, los encontramos a algunos tal como vinieron a este mundo dándose un chapuzón en el río. ¡que bonita estampa! (y aunque hay documento gráfico, eso quedará para la intimidad de los que allí lo presenciamos, lo siento).
El baño inyectó un chorro de optimismo y buen rollo al ambiente , y de repente los chefs sacaron lo mejor de sí para preparar otro festival de explosión de sabores, como a ellos les gustaba llamarlo. Menú del día: macarrones con chorizo y pimientos del padrón, canapés variados, y caldo Coto del Imaz, el 50% de las dos botellas que llevé para celebrar mi cumpleaños. De nuevo, torrefacto en cafetera italiana para culminar el banquete…!así no había quien perdiera peso, oiga!

explosion de sabores

El mécanico y su ayudante habían conseguido para entonces una correa de alternador de un Mitsubitshi, y estaban dándole unas vueltas al tema. Mientras tanto, más coches Mongol Rally iban llegando a este improvisado punto de encuentro. Intercambiamos anécdotas y noticias. Algunos venían achicharrados del sol porque se habían perdido en la montaña el día anterior, durmieron en el techo de una construcción que encontraron y finalmente tuvieron que ser rescatados por una agencia de tours locales. La verdad es que dentro de lo que cabe, tuvimos suerte de escapar de la nieve. Nos informaron también de un accidente grave que sufrieron unos ingleses.
Una vez que parecía que habían conseguido arreglar la correa, el “master mejanic” se llevó a la Muu y a Tomeu a su taller para arreglar el radiador. “Dos horas” le dijeron a Tomeu cuando regresó al campamento. Al cabo de las cuales se volvió a ir para casi no volver. Y nos dieron las diez y las once, las doce la una las dos y las tresssssssssssssssssssss. Y Tomeu no aparecía. Total, que Jordi y Vicente se acercaron al taller para volver con noticias frescas: habían soldado tan bien los agujeros del radiador  y , obviamente algo más, que ahora el agua no circulaba por el circuito, con lo que se encontraban en la fase de quitar la soldadura y volverla a poner. No me quiero imaginar la cara de Tomeu cuando se enteró de lo que habían hecho.
Matando el tiempo con una partidita de Frisbie, leyendo un libro ,haciendo fotos o arreglando el mundo se nos pasó el día volando. Fue casi de noche que Tomeu volvió a lomos de la Muuu cabalgando por las estepas mongolas…    ¡que visión! ¡que subidón! La Muu estaba de vuelta con nosotros!!! El fénix resurgiendo… todo por el módico precio de unos 40€ y unas 8 horas de trabajo y un regateo por la cagada de la soldura extra. Ah, y un jerry can que no cerraba bien y no sé qué más le dio de cosas inservibles.

atardecer en khovd

Luego Tomeu invitó a los mecánicos a que se unieran a nuestra fogata esa noche un rato, porque entre que era muy tarde, y que habían llegado equipos a los que hacía tiempo que no veíamos como los Caravanaserai (Javi, Pato y Sergio) o Los Messengers con su ambulancia (Ladi, Guille y Jose), decidimos hacer noche en este lugar que tan bien nos había tratado. Eso sí, fuera de los límites de la verja del recinto, puesto que nos querían cobrar 3 dólares por simplemente acampar, y aunque aquí suene de rácanos, en la realidad mongola no es el caso.
Ufff, casi se me olvida el mejor momento del día. (aparte de la visión nudista, claro). Momento Tomeu , pecho al descubierto, gorro quechua por montera, persiguiéndo, perdón , toreando a unas vaquillas mongolas que no entienden de Olés. Hacía tiempo que no nos reíamos tanto. Lagrimones me caían. Lagrimones.

torero

DE ESTAMPA NAVIDEÑA TODO TIENE OTRO COLOR, BLANCO

Día 29. 15  de Agosto
Olgii- montaña nevada entre Olgii y Khovd
Km: 129
Tiempo: 7 horas
Precio Gasolina: 1400 tugrikts
Lo de dormir en una cama, aunque parezca bastante vanal, puede hacer a alguien inmensamente feliz, en este caso a mi. Y si encima hay una ducha semicaliente, se puede llegar al éxtasis. Aquí pido perdón a los lectores si me estoy volviendo demasiado monotemática con lo de la ducha,pero es que  no es para menos desde este lado del cristal.
El desayuno que prometía el hotel la noche anterior se ha convertido esta mañana en un termo con agua caliente, pan y mantequilla en la habitación de los Minicongs. Nuestras despensas han puesto el resto. Pero ya ha llegado un punto en el cual no nos alteramos con estas nimiedades, lo achacamos todo al Mongol Rally, es parte de nosotros ya. A problemas, mermelada y paté de las raciones del ejército en buena compañía.
Habíamos oído hablar un poco del mercado local, y teniendo en cuenta lo que se nos avecinaba, sacamos nuestro fajo de tugrikts frescos y fuimos a por el avituallamiento. Bueno, tengo que decir que conseguir dicho fajo no es tan fácil como sacar de nuestro bienamado cajero español, sino que hay que pasar infinidad de penurias para conseguir, o bien cambiar  dólares (y que no sean antiguos ni manchados, con conocimiento de causa porque llevo arrastrando 25 dolares desde Turkmenistán y no me los acepta nadie) o encontrar el cajero y luego que funcione. Toda una hazaña heróica.
Nuestra situación neumática estaba un poco flaca, puesto que teníamos de repuesto una rueda con llanta en perfectas condiciones, pero luego un neumático sin llanta y una rueda con un llantazo, lo cual no es lo más apropiado para adentrarse en el Gobi, así que Tomeu se aventuró a buscar un mecánico que nos arreglara las susodichas mientras que el resto de nosotros pagabamos los 10 céntimos que costaba el peaje de entrada del bazar.
Todo lo que os podáis imaginar allí lo tenían. Desde pan y caramelos hasta utensilios de cocina pasando por la sección textil último grito aaaaaaaahhhhhhhhhhh. Esta era mi zona. Me sentí como Pretty Woman en la 5º Avenida comprándome esas mallas de forro polar ideales para las noches ( y días) mongolos que no me quité nunca más una vez que me envolvieron las piernas, o esos calcetines de lana azul hortera, o, lo mejor de todo, y ante la falta de otro tipo de abrigo, ese chaquetón imitación a pelo de visón (que me perdone mi madre) que me costó, de ahí en adelante el apelativo de la “Condesa del Mongol Rally”. Anda que no nos reimos nada…”ande yo caliente, y por un total de 15€, ríase la gente”.
Y buscando a Tomeu y al mecánico, me desmarqué del grupo y llegué casualmente a la zona de ocio. Por lo menos 20 mesas de billar en pleno “albero” con sus respectivos ebrios mongolos. Algo tienen que hacer para entretenerse mientras beben el vodka de esa forma. Pues mesa de billar. Bien la usan como herramienta de ocio , o como vi un caso, de cama. Aunque por la poca delicadeza con la que me negaron que hiciera fotos sus compañeros, puede ser que el señor tumbado en la mesa de billar no estuviera solamente bebido. No quiero ni pensarlo.

jugando al billar
El momento cómico una vez encontrado a Tomeu y a al señor mecánico fue que ,ya concluído su trabajo por 25 dólares aprox con llanta nueva, nos pidió amablemente si teníamos cintas de música española. Teniendo en cuenta que no nos funcionaba el casette de la Muu y que Jose nos había dado un par de cintas de música sudamericana para que las probaramos, fácilmente se le convenció al buen señor, que esos cantos pachamamicos amazónicos era música tradicional española, vamos, flamenco. Yo no sé cómo me pude aguantar la risa. Y Tomeu tan metido en su papel…un crack
Finalmente, arrancamos motores a eso de las 3 de la tarde rumbo a ese puerto de montaña tan nevadito que se veía desde la última gasolinera donde, además de llenar los jerry cans hasta rebosar, nosotros nos llevamos también a un mochilero israelita que iba en nuestra misma dirección para un vuelo al día siguiente.
No fue un buen presagio el que a sólo unas decenas de kilómetros de nuestro punto de partida de repente se nos rompiera la correa del alternador. Tampoco ayudaba el no saber hasta que punto eso afectaba a nuestra conducción, puesto que la Muu estaba arrancada, y nos limitaríamos a no encender luces y a no bajar ventanillas, lo cual, a mi persona, cámara en mano, me fastidió terriblemente. Además, teníamos otra batería de repuesto, pero no correas.
Pero mientras debatíamos sobre la gravedad de la situación de la Muu hicimos un par de paraditas turísticas como quien dice. Una de ellas fue con una familia mongola que se quedó como niño en cabalgata y con paraguas boca arriba: repletito de regalitos de los 5 coches que formaba ya el frente boquerón. Estabamos ya en zona de nieve pero sin cuajar, y esos niños iban sin calcetines. No se si atribuirlo a su aclimatación genética o simplemente a lo de siempre, la falta. Sea lo que fuere, dolía sólo de verlos.
Hubo otra parada menos turística  que fue para darles el último adiós al equipo Poachmen, ese Lada Niva que vimos con problemas nada más entrar en Francia, siglos ha, porque lo vimos de lejos remolcado por un camión. El Niva y su dirección murieron con las ruedas puestas. (Luego nos contaron que se tiraron 5 infernales dias dentro del coche con los cinturones puestos y el coche dentro de un camión hasta Ulaan Bator. A ellos sí que no se les olvidará el Mongol Rally ni las carreteras mongolas)
Cada vez más tarde. Cada vez más alto. Cada vez más nieve. Cada vez menos camino. Cada vez menos rastro de humanos. Y en Mongolia. Casi nada.

con frio
En un principio estuvímos emocionados por ver ese paisaje tan navideño en pleno Agosto, pero con el paso de los kilómetros y el incremento del barro, esa emoción pasó a ser inquietud para finalmente convertirse en preocupación. Las ruedas de todos los vehículos bailaban como si de una final de patinaje artístico se tratase, la nieve empezó a caer con relativa fuerza, lo que significaba que borraría la única forma de llegar a nuestro destino, porque creo que no me hace falta decir que las señales brillan por su ausencia. Y para más inri, la carretera se divide en dos. MIERDA. ¿A la izquierda o a la derecha? Y aunque con brújula en mano necesitamos seguir hacia el este ( por decir algo) no es relativo, puesto que la carretera serpentea y se retuerce sobre sí misma, así que en un cara o cruz, nos fuimos a la derecha. Erróneamente a la derecha. Y de eso se da uno cuenta cuando las rodadas de los coches son cada vez mas pequeñas y los montículos centrales de nieve son cada vez más altos. Bueno, no pasa nada. Sólo habíamos hecho un par de kilómetros en la dirección equivocada.

cara o cruz blanca
Pero no las teníamos todas con nosotros, porque al pasar por un charco, el colmillo del monstruo del charco mordió a su paso el depósito de gasolina de los Safores, que sangraba sin cesar. Y la nieve que no paraba de caer. Y el tiempo pasando. Y el termómetro bajando. Fue en este momento que perdimos a nuestro polizón, que se estrujó en un 4×4 local porque le dije: “Chato, no se si vamos a llegar para que estés a tiempo para tu vuelo mañana por la mañana” Y creo que se lo pensó dos veces. Una pena, porque nos fue haciendo bocatas de quesitos durante un rato…
A problemas, soluciones y a depósito sangrante, velocidad antes de perder toda la gasolina y pasar a la fase de remolque. Y ahí que van los Safores raudos entre la nieve liderando el convoy hasta que…..arrrrggggggggg UN RIO. Y con nieve. Sólo fue hasta que  pasó un camión que vimos la profundidad a la que nos enfrentábamos, y aunque sin mucha seguridad, con tal de no quedarnos por la noche en la zona, “from lost to the river”. Y esa furia española que cruza el río….OLEEEEEEE.

rio helado
Pero quien tiene un agujero pierde hasta vaciarse, y si te vacías , te paras. Así que en ese momento, hay que remangarse , atar una eslinga a la Limo de Mans i Manigues,  y tirar millas. Para aligerar algo de peso de los Safores y que no le costara a la Limo remolcarles, metimos en la Muu lo máximo posible, incluido a Vicent, que fue testigo de la Muu Experience un rato. Hasta que nuestra duda sobre los problemas del alternador se vio resuelta. No sólo hace falta la batería para las ventanillas y las luces, sino también para que funcione la inyección del motor. Ese motor que en plena subida dijo: “Rita también”. Y al estar cerrando convoy nadie nos vio pararnos, así que los tres, con un frío de matar pingüinos, 15 minutos cambiando la batería por la otra auxiliar que llevábamos. Y ya casi era de noche. O lo parecía.
Cuando conseguimos alcanzarles la situación era la siguiente: No sabíamos dónde estábamos, ni a cuanta distancia se encontraba el siguiente pueblo; estaba oscuro y frío; los Safores eran remolcados por los Manigues; los Minicong iban de avanzadilla avisando de posibles superbaches para los remolcadores-remolcados; la Muuu ya no tenía batería de repuesto con lo que no encendíamos las luces para que nos durara unos 60km calculados, intuyéndo la carretera por delante con la luz de freno de los Safores remolcados y con las luces largas de los Oniles que venían iluminándonos por detrás.  La verdad que ahora lo cuento y me sonrío, pero no fue así en ese momento.

remolcada safor
Y de esta guisa, una hora más tarde, y guiados por el sentido común, el hambre, el frío y el ángel de la guarda, llegamos a un pequeño barecito de “carretera” donde nos dejaron cenar de nuestra despensa y nos habilitaron un cuarto de 9 mt3 para que durmieramos calentitos los 10.6 en el suelo, y 4 sobre unas mal denominadas camas: muelles asesinos. Cual sardinas en lata, pero encantados.

LA ENTRADA A MONGOLIA 2ª PARTE

Días 28. 14  de Agosto

Tashanta (Rusia) – Olgji (Mongolia)
Km: 127
Tiempo: horas
Precio Gasolina: 24 rublos /1450 Togrots

CONTINUACION…….

Bueno, podría haber sido mucho peor la espera en tierra de nadie. Al rato de llegar nuestra nueva hornada de coches, progresivamente han liberado a los que estaban retenidos desde hacía días. Creo que un equipo español estuvo tan harto de esperar después de 10 días que dejó el coche allí y se piro de cualquier otra forma. Que rabia….!!! De hecho, nos consta que esta noticia ha salido en los medios de comunicación españoles, hablando de la retención en fronteras de varios equipos paisanos.

Y bueno, como ciertamente había un negativismo por el ambiente bastante acentuado y ante la expectativa de pasar al menos una noche en semejante lugar, nos dedicamos a la vida contemplativa mientras los súper chefs preparaban un festín. Gorka del Minicong, y como no, nuestro Tomeu, se curraron unas pedazo de tortillas de patatas de los Pirineos  al aceite de oliva de la tierra con un toque de albahaca hacendado, acompañadas de un queso semicurado, y demás ambrosias guardadas celosamente en el fondo de nuestras neveras esperando una ocasión como ésta, culminando toda esta explosión de sabores con un torrefacto en cafetera italiana. Inigualable, señores, inigualable. Y durante unos veinte minutos o incluso menos, creo que cada uno de nosotros se sintió casi la persona más feliz del mundo, para desgracia de todos los demás equipos circundantes y de finas narices.

TORTILLA PAPAS MONGOLA

El timming fue perfecto. Ya estábamos terminando de secar los platos cuando nos llamaron para la oficina principal del edificio a todos aquellos propietarios de los vehículos. Creemos que los Adventurists habían solucionado ya este problema, puesto que acababan de tener una reunión con el ministerio de finanzas de Mongolia, pero aun así, no nos libramos de pagar nuestro impuesto de entrada al país, rellenar los siene y siene de formularios y para culminar la historia, esta vez se quedaron con los papeles del coche. Esa era la condición. Como no podían gestionar el trámite porque era tarde ya, lo tramitarían el lunes siguiente y lo mandarían a Ulán Bator. Y mientras tanto, nosotros sin papeles del coche…uffff chamusquina, chamusquina. Pero eso es lo que hay. Que lo quieres, lo coges, si no, a convertirte en cubito de hielo todo el fin de semana en tierra de nadie.

Nos fuimos sin papeles, obvio. Eran sobre las siete de la tarde. Ah, y se me olvidaba que tuvimos que pagar también un seguro de coche al que nos negábamos pagar, pero desistimos en la lucha cuando aquel mongol vestido de paisano supermongol comenzó a apuntar nuestras matriculas creemos para llamar a sus colegas más adelante. Y no era plan de que tuviéramos semejante entrada triunfal en Mongolia.

Solamente sabernos en tierras mongolas me hizo tener más de un escalofrío de triunfo y de expectación por el duro tramo final. Sería verdad todo lo que había leído sobre la conducción en Mongolia. Ciertamente pudimos comprobarlo en los  dos primeros kilómetros pasado la frontera, donde nos encontramos con un equipo inglés con la rueda reventada y sin ninguna mas de recambio. Hicimos lo que pudimos pero no fue suficiente, ni siquiera aceptaron que les lleváramos a alguna población cercana.

Oniles, Safores, Manigues, Minicongs, un equipo de EEUU y Granito de subidón, conquistando tierra mongola, tuvo que ser todo un espectáculo. Más perdidos que una aguja en un pajar. Y es que es lo que tiene esto de no haber carreteras, que preguntas en el lenguaje universal a cualquier cosa viviente que te encuentras, no vaya a ser que vuelva otra oportunidad. La verdad que es toda una experiencia.

LA SOMBRA DE MUU

Con toda la incertidumbre y una gran dosis de inseguridad infundada, llegamos bien tarde a la ciudad de Olgii, como no, rompiendo por enésima vez la regla numero uno: no conducirás de noche. Somos unos pecadores de pro.

Tarde, muy tarde, con frio, mucho, y con hambre. Fantástico cocktail mortal para llegar a una población y buscar un hotel con agua caliente ( jajajajajajajajaaj) y que no estuviera lleno. Las opciones no eran muchas, habría tres hoteles en Olgii, y sólo con los del mongol Rally estaban más que cubiertas las plazas. Pero esta vez, el destino se puso de nuestro lado, con un poco de retraso, pero además de hotel con agua caliente (a medias) y una habitación gigante para mi sola, conseguimos encontrar el único lugar abierto para que nos dieran de cenar en este pueblo fantasma. Aunque fuera un turco.